Y ahí vas,
cóndor caribeño, volando bien alto, hacia la eternidad de los eternos, hacia la
inmortalidad de los inmortales…. El gran constructor, el gran partero del
resurgimiento americano… ahí vas…
Apareciste
como una llamarada en la oscuridad del infortunio neoliberal, para decirnos:
compañeros no abandonen sus sueños, sus utopías, aquí estoy yo.
Y así fue,
nos sacudiste como un temblor de tierra, nos trajiste al presente el
pensamiento de Bolívar y de su maestro Simón Rodríguez, incluso de nuestro, mal
transitado por esos años, general Perón.
Tu fuerza
arrolladora se convirtió en nuestra fuerza, tu esperanza hizo renacer la
nuestra y tu alegría nos apartó definitivamente de nuestra abulia desesperada.
Cuando las
cosas se empezaron a dar vuelta en toda la Patria Grande , vos estuviste
ahí, sosteniendo a tus compañeros de ruta, uniendo, amalgamando, para crear ese
sólido bloque que ahora le disputa el poder a los imperios.
Sabemos que
no hay nada mas torpe e injusto que la muerte, pero la venceremos, con unión,
con dedicación, con amor y con coraje….
Y ahora vas
volando mas alto que nunca, cóndor caribeño, nos estarás mirando, atento,
siempre, para que no desfallezcamos, para que no nos quedemos a mitad de
camino, para que concluyamos esa definitiva independencia por la que tanto
luchaste. Y también nosotros te estaremos viendo, siempre, porque es imposible no
verte, y volveremos a escuchar una y otra vez tu certero mensaje, único,
diáfano, contundente.
Por todo
esto te decimos gracias, infinitas gracias y hasta siempre….comandante.
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