miércoles, 28 de diciembre de 2016

SI REACCIONO ME MATAN…..SI NO REACCIONO ME MATAN, SIEMPRE ME MATAN, ME MATAN…

A un año de la asunción de Macri de manos de su antecesor Pinedo, y parafraseando a M.E.Walsh en su canción La Cigarra, podríamos manifestar que fue un año bajo la …….mierda.
Hay en el país y entre los integrantes del campo nacional y popular una sensación de horror, de estupor, por todo lo que sucede y sucedió hasta aquí, que es ni mas ni menos que un espectáculo bochornoso, inmerecido para el pueblo e imperdonable para la Patria.
Un gobierno lleno de apellidos que nombran calles (Bullrich, Cabrera, Vidal, Peña, Quintana, otra vez Bullrich Pueyrredón), y de personajes nefastos que, o ya habían ocupado altos cargos en otras administraciones, o son recién llegados a la política, catapultados desde grandes empresas, corporaciones, bancos, grandes estudios de abogados, etc.
La desesperación de estos tipos (y tipas) para saquear al Estado, hacer negocios para sus empresas, arrodillarse ante la Embajada, ante el Foreign Office y ante el FMI, reventar los recursos de todos para fugarlos fuera del país, destruir la imagen del peronismo/kirchnerismo y de sus últimos tres gobiernos, de Cristina y de cualquier otro dirigente que tenga posibilidades de ser elegido en las urnas (con el vergonzante papel que cumple hoy parte del Poder Judicial), es – aunque no nueva- sorprendente.
Y sorprende también la liviandad supina con que pretenden comunicarnos a todos que las cosas marchan bien, que estamos felices y contentos y que la alegría campea en nuestros pagos. Todo es una escenografía berreta, un montaje, un circo ambulante, una película clase B. Todo lo que dicen es mentira (TODO), solo se apunta a confundir, a engañar, a dividir, a anestesiar, a culpar a los que no son culpables, a absolver a los delincuentes, y así sin parar.
Los índices del propio INDEC son espeluznantes: 2,4% de caída del PBI, 8% la industria, 12,9% la construcción, 5% del comercio, 8,3% de caída en la inversión (¿qué lluvia?) y hasta 5,5% en intermediación financiera, elevación de las tarifas del 200% al 500%, duplicación de la desocupación y de la deuda en moneda extranjera, todo en un añito; poniendo a la Argentina en la puerta del club de los endeudados (del que nos habíamos desafiliado, rompiendo el carnet), que es la herramienta basal del poder financiero mundial para sojuzgar a los Estados Nacionales (y a los pueblos), y terminar con todo viso de autonomía democrática.
Estamos ante un aberrante experimento social: se pretende estudiar hasta que punto una parte importante del pueblo puede ser engañado como un tonto, y cuál es el nivel de tolerancia que posee la otra parte del pueblo que está sabiendo claramente lo que pasa en realidad.
Y, quizás, lo mas triste pasa por la actitud de muchos compañeros que avalan y/o permiten y/o negocian y/o acompañan y/o toleran todo este siniestro plan de los dueños del poder económico (nacional y extranjero) para DEMOLER los avances de los 12 años de Gobierno Popular, en pos de una supuesta necesidad pragmática de facilitar el desarrollo de un programa de gobierno que, a todas luces, es una catástrofe para la Nación. La frase “yo quiero que al gobierno le vaya bien”, ya no puede ser pronunciada por nadie sin convertirse inmediatamente en cómplice de este desguace, porque el objetivo de esta administración es claro y duro: someter al país a los dictados del poder financiero, disciplinar a los trabajadores y reducir el papel del Estado a una función represiva… entonces preguntamos: ¿están seguros que quieren que le vaya bien?
Cansan también los dirigentes, periodistas y analistas varios – si bien están en franca disminución – que nos quieren hacer creer, con buena intención suponemos, que la Alianza Cambiemos es “la derecha moderna”, “la derecha cool”, “neo-budista”, “new-age”, etc, etc, cuanto en realidad no es ni más ni menos que la siniestra derecha oligárquica y pro-imperialista que siempre dominó al país, la que bombardeó la Plaza de Mayo, la que hizo desaparecer a treinta mil compañeros, la que sistemáticamente endeudó y empobreció a la Argentina, la de Rivadavia, Mitre, Aramburu, Martínez de Hoz; estos tipos SON ESOS Y NO OTROS, no se puede sostener ni un segundo mas esa paparruchada de la “nueva derecha”.

Pongámonos a pensar por un minuto, hasta dónde pueden llegar estos miserables, en su anhelo de vaciar las arcas del Estado y convertir lo que quede en un coto privado para exclusivo beneficio de su casta.
Nuestro vaticinio, y lo ponemos a discusión, es que quieren convertir a la Argentina en una semi-dictadura, “Jujuyzar” toda la Nación, con la excusa de las protestas, tomas, movilizaciones que se irán sucediendo con mayor frecuencia e intensidad, utilizar a las fuerzas de seguridad para control total de los movimientos públicos de los opositores, meter a las FFAA también en esta lógica y acabar con la democracia que duramente conseguimos hace 33 años, las “ideas” de la ministra de seguridad sobre la represión de las publicaciones en redes sociales es una pequeña muestra.
Preguntamos: ¿qué idioma entiende esta gente?, ¿el de la negociación?, ¿el de las movilizaciones?, ¿el de las urnas?, quizás haya que apelar a todas ellas con mucha presencia en la calle, con tomas, huelgas, piquetes, siempre con dureza y convicción, a lo mejor eso les dé un poco de miedito y aflojen un poco la soga al cuello que nos han puesto.
Entonces, pronto, nos encontraremos con la disyuntiva que titula esta nota…



RECUADRO
La piña de D´elía y la piña de Pietragalla:
En dos momentos críticos de la batalla por la independencia nacional, salta la reacción indignada de algún compañero, con plena justificación y como consecuencia también, aflora el desprecio y la mentira de los enemigos. En medio del paro destituyente de mediados del 2008 comandado por las patronales del agro, D´elía no se banca una agresión de un dirigente rural y le emboca una piña al sujeto, y ahora, ocho años después, con el campo nacional en pleno retroceso, el diputado Pietragalla le emboca una piña a un gendarme que manoseaba a una concejal del FPV. Es todo un símbolo… porque entre un golpe y otro durante los ocho años los que se cansaron de pegarnos (físicamente a nuestros militantes en La Plata, en Tigre, San Isidro, San Martín, Alte Brown, en CABA, en Chubut, en Mendoza, etc,  y simbólicamente todos los días y por casi todos los medios) fueron ellos.