domingo, 31 de marzo de 2013

CAPITALISMO Y VERDADES RELATIVAS

Fuente: blog La Cosa y la Causa

Vivir en un universo de verdades relativas es elogioso, mientras una verdad no se contraponga con otra, disputándose el mismo espacio.
Hacemos el tránsito de considerar relativa la verdad, en lugar de absoluta, para vivir cada uno la vida que desea según su entendimiento. ‏ 
Que reconozcamos que nuestra verdad es relativa, no la hace menos poderosa. Para nosotros, es una verdad absoluta. ‏
¿Qué pasa cuando la verdad relativa del otro invade nuestra vida y pretende que la vivamos según lo que piensa el otro? ‏lo que se presenta es un conflicto que se resuelve en la convivencia de las dos verdades relativas sin que una invada a la otra.
¿Pero qué pasa cuando los intereses del otro se contraponen a los nuestros y se enfrentan dos verdades imposibles de sobrevivir en conjunto? ‏ lo que se presenta es un conflicto irresoluble,  las dos verdades están siendo cuestionadas, y no hay otra que privilegiar una verdad sobre la otra. Es una cuestión de fuerza.
No hay que considerar sólo las armas o el poder económico, el origen de la fuerza. También el voto es una fuerza. La convicción propia. La mayoría popular consciente.
Si disputamos la verdad de los capitalistas es porque no es una verdad para nosotros, y estamos cuestionando la pretensión de verdad absoluta, sin la cual no habría un sistema impuesto. ‏ 
El Capitalismo es un sistema que no puede existir si no es dominante y único. Cuando relativizamos su verdad, lo estamos asfixiando. ‏ 
La relatividad de la verdad del Capitalismo, jamás será aceptada por los capitalistas, sólo será defendida con argumentos que la hacen absoluta. ‏
El Capitalismo invade nuestra esfera de libertad, porque con su absolutismo no nos da margen para vivir sino de acuerdo a sus imposiciones. ‏ 
Pueblos sumergidos en la pobreza, como el nuestro luego del fracaso de la década del 90, debíamos habernos sometido, según ellos, al destino. ‏ 
Pero llegó un gobierno que torciendo apenas unas pocas de las verdades capitalistas logró torcer el destino de pobreza que nos consumía. ‏ 
El gobierno argentino cuestionó y relativizó algunas verdades del Capitalismo. No todas. Sólo algunas. Pero alcanzó para detener la miseria. ‏ 
Sin embargo, a pesar de los logros obtenidos a favor de los más pobres y también para los ricos, el poder capitalista se siente amenazado. ‏ 
Hay que entender que esto es así y "debe ser así". Los capitalistas deben considerar al sistema una verdad absoluta, si no, se destruye. ‏ 
¿Para qué entonces discutir con los capitalistas sobre la relatividad de su verdad? No es con ellos que discutimos, sino con los manipulados. ‏ 
Cuando discutimos la relatividad de la verdad capitalista no pretendemos convencer a los capitalistas, sino a las víctimas crédulas y mansas ‏ 
Este gobierno demostró que no es su intención destruir al Capitalismo sino apenas desestimar algunas de sus verdades relativas. ‏ 
Para que un gobierno se atreva a desestimar algunas verdades relativas del Capitalismo, debe disponerse a enfrentar a una fiera herida. ‏ 
Un gobierno que enfrenta verdades relativas del Capitalismo sólo puede hacerlo con el poder que le dan los votos y el manejo certero y astuto de legalidad democrática. ‏ 
Parece una ecuación sencilla el mejorar la vida de la gente cuestionando verdades capitalistas y ergo, conseguir los votos de sustento. ‏ 
Pero no es una ecuación sencilla sino entreverada, arteramente complicada. Los capitalistas saben que tienen que apuntar a restar votos. ‏ 
Es muy difícil cuestionar apenas una punta del sistema cuando los capitalistas tienen en sus manos el poder inmenso de distorsionar la opinión. ‏ 
Los capitalistas tienen el poder de hacer operativos contra un gobierno cuestionador, atacarlo en todo flanco y formar opinión en contra. ‏ 
La tarea de un presidente de cuestionar apenas alguna verdad del Capitalismo es más heróica que una Revolución armada, masiva y consciente. ‏ 
Hay un gran arrojo en los presidentes de América que cuestionan algunas verdades del Capitalismo, que reacciona con herida mortal. ‏ 
Sólo la convicción profunda popular del camino elegido por los gobiernos cuestionadores del Capitalismo puede sostener el propósito. ‏ 
Para sostener la convivencia racional con el Capital hay que debatir ideas, pero ellos no quieren escuchar: hay que debatir con la gente. ‏ 
Sepámoslo, la disputa de las ideas no es con los capitalistas, es con los que votan en Democracia su destino de miseria o su supervivencia. ‏ 
No están tan errados los capitalistas cuando sienten que quitarles algo es herirlos de muerte. El ciudadano avanza y la historia continúa. ‏ 
La izquierda impotente e intransigente se opone a quitarle un poquito de verdad al Capitalismo. Quiere todo o nada. Destruirlo o nada. Nada.
No hay camino más revolucionario para el cambio real de la sociedad en un avance sistemático y constante que empezar por una puntita.
El camino propuesto por la izquierda absolutista del todo o nada no sería tan malo, si no tuviera el objetivo de destruir el avance parcial y pequeño.
Estaría bueno tener una izquierda irredenta inconformista que estuviera vigilante de los pasos hacia la nueva sociedad, sin destruir los avances parciales.
Un gobierno que avanza en pequeño, cuestionando algunas verdades realtivas capitalistas, también es combatido por la izquierda necia.
El Capitalismo consume vidas, de viejos, de niños, de bebés, sueños, esperanzas. Salvar la mayor cantidad posible de estas vidas, es revolucionario. Dejar de salvarlas en pos de un futuro revolucionario totalizador, es mezquino, impiadoso, deshumanizado.
Considero al gobierno de CFK un gobierno revolucionario en el mejor sentido. Este es el camino a la construcción de una sociedad mejor.
El gobierno de Cristina no usa la palabra "revolucionario" para no asustar más a los capitalistas. Pero ellos lo entienden mejor que nadie.
Si estás esclarecido conceptualmente es tu deber solidario participar de la disputa por la opinión pública, debatiendo en tu círculo.
El poder inmenso de los medios, sus atractivos, sus personajes amables, nos convencen de ocultar y callar nuestra verdad relativa.
Las fieras heridas tienen fuerza para destrozarte y deglutirte. Ahora tenés que disputar a la opinión pública. Ahora. No esperes en silencio.
Que no te importe que no los convencés. No es fácil. Luchás contra un imperio poderoso. No los convencés, pero te observan, convencido.
Miles de palabras y debates no animaron a despertar a miles de jóvenes, como ver a Néstor Kirchner adentro de un cajón. ¿Por qué?
Las semanas siguientes a la muerte de Néstor Kirchner no alcanzaban las fuerzas para recibir a tantos miles de pibes despertados de golpe.
No solamente jóvenes despertaron con la muerte de Néstor. Adultos como el abogado periodista Pablo Llonto sufrieron una conversión poderosa.
La gente está aplastada por el aparato mediático que le describe una realidad catastrófica y no se permite tener fe en su propios ojos. Pero algo puede sacarlos del letargo y el sumergimiento. Algo puede despertarlos. Como ocurrió cuando murió Néstor. La convicción está taponada, pero en el fondo está, porque es la lógica.
El porcentaje que no votó a CFK no está formado todo por capitalistas. Está formado también por gente beneficiada por el gobierno. Qué pasa?
Muchos creen de verdad que el Capitalismo es una promesa de riqueza para cada uno. No entienden que esa riqueza necesita que haya pobres.
No queremos destruir al Capitalismo de golpe sino ir  controlandolo achicando sus perjuicios, salvando de la muerte a sus víctimas fatales.
La reacción de Pablo Llonto fue pedirle perdón a Néstor. Alguien tan inteligente y valiente, había resistido a ver la realidad, atado a fidelidades históricas.
Desde 678 se produce la reacción contestataria a los argumentos y falsedades naturales de la contrarrevolución permanente capitalista.
Se critica a 678 porque no existe debate con el oponente. Como si el oponente, defendiendo al Capitalismo, tuviera la mínima intención de aceptar que le cuestionen su verdad, relativizándola.
El debate en 678 no es con el capitalista ni con el mercenario comensalista. Es con el público manipulado por el poder mediático. Nuestra verdad, relativa, debe imponerse por la fuerza de los votos, porque es nuestra única oportunidad.

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