martes, 1 de octubre de 2013

LA IGNORANCIA

Una de las peores formas de ignorancia es no reconocer en el otro su capacidad y su sabiduría, negar en los demás lo que es evidente.
Al desconocer la capacidad del otro, cualquier individuo trasunta una trama que no es real, y se convence de fenómenos inexistentes.
Las personas que padecen este tipo de  ignorancia niegan la realidad, lo manifiesto, lo sencillo de comprobar y sostienen y defienden un discurso dominante que paradójicamente es contrario a sus intereses personales.
Entonces esta ignorancia los conduce a una nueva situación, que es ignorar lo que les conviene, siendo así las primeras víctimas de su propio desconocimiento.
Hablábamos de discurso dominante, y éste tiene un origen y un propósito, el origen no es otro que la superestructura cultural de las elites, ya descubierta por Carlos Marx hace mas de 150 años, y tan minuciosamente registrada y descripta por Arturo Jauretche, aunque desmejorada en nuestros tiempos por una caterva de comunicadores que perforan la conciencia de los ciudadanos con sus mensajes interesados. Y el propósito evidente es sostener el status quo anterior al cambio que se propone.
Nos obligamos entonces a redoblar el esfuerzo militante para vencer esta ignorancia y aunque mas no sea poder sembrar la duda en los que son portadores convencidos de ella.

Algo como echar luz en la oscuridad.

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