lunes, 14 de enero de 2013

BALANCE


Termino el año 2012, bisiesto, profético, y cabe hacer un repaso por los acontecimientos trascendentes que nos aportó.
Empezaremos por los logros, son muchos y variados: reforma a la carta del Banco Central, recuperación de YPF, sostenimiento del superávit comercial, limitación severa a la fuga de divisas (con apriete a multis y a mineras incluído), plan Pro.cre.ar, reelaboración del código civil y comercial, regulación del mercado de capitales, ley de igualdad de género, voto a los 16, ingreso de Venezuela al MERCOSUR, y muchos otros que quizás no tengan tanto rating.
Estos logros se fueron consolidando porque existe un proyecto claro, una conducción firme y un equipo de trabajo que permanentemente gestiona y ejecuta.
Dentro de este equipo hubo quienes ascendieron a roles mas importantes y otros que perdieron manejo. Entre los primeros está el ministro Randazzo que se puso al frente de la gestión de Transporte (papa caliente si las hay), un área en la que el gobierno no tuvo su mejor desempeño. También el ministro Lorenzino jugó un rol importante y ganó en exposición mediática, a pesar de que se lo presentaba como un “segundón”, y pudo mantener protagonismo soslayando el hecho que su antecesor (Boudou) es figura con peso propio. Lo mismo se puede decir del ministro Alak, que no era un funcionario muy expuesto hasta ahora, pero la pulseada con la Justicia lo llevó a primerísimos planos y está teniendo una actuación destacada. No podemos dejar de mencionar a la estrella ascendente de Axel Kicillof, que con su hiperactividad está supervisando temas tan bravos como hidrocarburos, monopolios, plan de viviendas y otros.
Entre los compañeros que tuvieron una merma en su poder esta el ministro De Vido, que perdió Transporte, casi hidrocarburos y ahora también parte del control de las obras públicas a manos del Ministerio de Economía. Para Nilda Garré también se presentó un recorte de funciones con la aparición de Sergio Berni, cambio motivado quizás por la tragedia de Once y por la necesidad de “contener” un poco las protestas salvajes de sectores adversos. Otro que no tuvo buen año es el ministro Puricelli seguramente con destino de pronta renuncia.
En el otro plato de la balanza tenemos, claro, lo negativo, aunque en un proceso de las características que tiene este, la palabra “negativo” no es quizás la mas adecuada, ya que se trata de la simple y pura reacción de los sectores hasta ahora dominantes, a las políticas del kirchnerismo.
Y en ese rincón ubicamos al ya mencionado accidente del Sarmiento,  los caceroleros teleguiados, los paros y piquetes de la descabellada entente burócrata-trotskysta-rural y sus actos escuálidos, los ataques de los fondos buitres, los asaltos coordinados al estilo “saqueo” en connivencia con fuerzas del orden e intendentes, las miserias (o riquezas, bah,,) de la Justicia, la postergación (otra) de la adecuación del grupo clarín, el conato  de rebelión de Gendarmería y Prefectura, y el frenazo al crecimiento económico ejemplar del 2010-2011.
Con la división de la CGT, y los chispazos con algún gobernador, se fue también moldeando un año de afirmaciones necesarias, dejando mas claro de que lado está cada uno en este proyecto.
Y un párrafo final a la política fatal del PRO en la ciudad: mas que no tener techo, la gestión macrista no tiene piso, es un continuo dislate polifónico que agobia al mas resistente de los porteños, y eso nos compromete mas a la militancia para que en los comicios sea rechazada  la continuidad de ese espacio y se lo pueda limitar en su dañino proceder, y vuelva la ciudad a ser manejada por personas con un mínimo criterio social.
Buen año el 2013, eso es seguro.

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