martes, 6 de marzo de 2012

EL TRANSPORTE PUBLICO EN EL AMBA



Dos hechos recientes han disparado fuertes polémicas acerca de las políticas de transporte llevadas a cabo por el Gobierno Nacional y por el Gobierno de CABA.
Con respecto al traspaso del subterráneo creemos necesario realizar algunas puntualizaciones, señalando flagrantes contradicciones y tratando de no reiterar  argumentos que caen por su propio peso:


-       Si Macri se queja del estado del material rodante (que es fácilmente verificable por todos, es decir no hubo sorpresa) ¿por qué gasta ingentes sumas en extender un servicio al que no se le va a poder dar conectividad real?. En este momento hay cuatro estaciones listas para funcionar, Flores y Nazca en la línea A y Echeverría y J.M.Rosas en la B (recordemos los carteles de campaña “el subte en Noviembre llega a Flores”); y ahora se lanza a construir seis mas en la línea H (destrucción de Plaza Alvear (Francia) incluida)…¿para qué?, si existen problemas de material rodante o de presupuesto para cambiarlo (incluso se habla de problemas de generación eléctrica), que se gaste el dinero en posibilitar el funcionamiento de los tramos YA construidos y no en seguir construyendo ampliaciones de red que no se podrán usar.
-       Si el Gobierno de CABA no quiere tomar el control de los subtes, entonces que se abstenga de gastar más dinero en una red que no quiere/puede operar. Es por lo menos extraño que una jurisdicción realice inversiones en ampliar un servicio que opera otra.
-       Si es verdad que el estado de mantenimiento de los coches es deficiente según los dichos del Jefe de Gobierno, ¿cómo es que irresponsablemente deja en manos de un “estado nacional indolente” la seguridad de los millones de pasajeros que utilizan el servicio?... ¿no tendría, de ser así, que tomar el toro por las astas y mejorar prontamente todo lo que atañe a la seguridad?.
-       Haciendo un cálculo rápido la renovación de vagones en las líneas A, C y E (calculando las ampliaciones terminadas y aumentando la frecuencia) tienen un costo aproximado de 570 millones de pesos, cifra que tanto desde el presupuesto nacional como el de la ciudad no parece dramática  (recordemos que el macrismo obtuvo un crédito con el fin de ampliar la red de unos 1300 millones de pesos).


Pasemos ahora a la situación planteada en el servicio de trenes en el Área Metropolitana Buenos Aires.(AMBA)
Evidentemente el modelo de concesión-subsidio tiene un límite y parece que el accidente de Estación 11 de Septiembre lo traspasó, ya que estamos en presencia de una muy probable falta de control de la empresa TBA y de las autoridades de la Secretaría de Transporte.
En este tópico también ofreceremos puntos de vista poco transitados:
La antigua Ferrocarriles Argentinos (FA) funcionaba con una lógica clara: se financiaba el transporte de pasajeros (deficitario) con el de carga (superavitario), y siendo una empresa integrada, aunque dividida por redes, tuvo un buen desempeño por décadas aunque siempre con el auxilio del presupuesto nacional, como todos los ferrocarriles del mundo.
Después del desguace impiadoso prodigado por el tándem Menem-Cavallo, esa lógica se desmoronó, atomizándose la empresa. Con esta nueva realidad, imperante hasta hoy (aunque hay claras intenciones de revitalizar el Belgrano Cargas) creemos que el costo del funcionamiento de los ferrocarriles metropolitanos de Buenos Aires (FM) deben ser asumidos por la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires en conjunto, quizás con distinto porcentaje, pero sin el aporte del Estado Nacional.
Porque el mismo criterio por el cual se transfiere los subterráneos a la CABA (un jujeño o un neuquino no tienen que pagar por lo que usa sólo el porteño), debería funcionar para los FM. Se dirá que es una carga que no pueden soportar ambas jurisdicciones, pero eso es muy relativo, todo depende de las prioridades; en 2011 se otorgaron subsidios por mas 6800 millones de pesos, que se podrían reducir cobrando una tarifa mas adecuada ($2 el viaje básico) y desmontando los sobreprecios que aplican las concesionarias y que permiten inflar sus costos operativos a 5300 millones lo que representa un poco mas del 3% del presupuesto de las dos jurisdicciones sumados. Se dirá también que si el PRO rechaza los subtes que no haría con los FM, pero la realidad es que el servicio de trenes lo utilizan muchos porteños que viajan a provincia, e incluso hacen recorridos dentro de la ciudad (apersónese el lector tipo 8 de la mañana en algunas de la estaciones del San Martín o del Mitre dentro de la Capital y verá cuanta gente aborda los trenes a Retiro).
Lo que es imposible ignorar es que el dúo Jaime-Schiavi relegaron la modernización de los FM, no se electrificó ningún ramal (Alfonsín electrificó el Roca en dos de sus tres ramales), no renovaron el material rodante (sí se acondicionaron muchos vagones antiguos como los del Belgrano Sur, San Martín y finalmente el Sarmiento), casi no se mejoraron las estaciones y se perdió la oportunidad de crear una gran fábrica de material rodante aprovechando los talleres de los FA. Puede afirmarse que el extraordinario crecimiento de la infraestructura en estos 8 años en generación de energía, rutas, autopistas, escuelas y universidades, servicio de agua y cloacas, saneamiento, pavimentación de calles, viviendas, etc no replicó con el mismo índice en el tema ferroviario, que no se sabe porque quedó relegado, a pesar de ser tan importante factor de calidad de vida para casi todos los 13 millones de habitantes del AMBA.
En este terreno también haremos cuentas y diremos que la renovación del 60% de los vagones del Sarmiento y Mitre (a cargo de la cuestionada TBA) asciende a 670 millones de pesos, cifra importante pero poco significativa con los, por ejemplo, 85 mil millones que se invierten en obra pública en el presupuesto 2012.
Es necesario ahora que el Estado Nacional haga un esfuerzo, (también los usuarios viajando con boleto y pagando un precio razonable), ponga al día el material rodante, modernice los ramales no-eléctricos y transfiera paulatinamente (un proceso tentativo podría durar cinco años) la responsabilidad a los gobiernos de la Provincia de Buenos Aires y al Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires

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