Dos hechos recientes han disparado fuertes polémicas acerca
de las políticas de transporte llevadas a cabo por el Gobierno Nacional y por
el Gobierno de CABA.
Con respecto al traspaso del subterráneo creemos necesario
realizar algunas puntualizaciones, señalando flagrantes contradicciones y
tratando de no reiterar argumentos que
caen por su propio peso:
- Si Macri se
queja del estado del material rodante (que es fácilmente verificable por todos,
es decir no hubo sorpresa) ¿por qué gasta ingentes sumas en extender un
servicio al que no se le va a poder dar conectividad real?. En este momento hay
cuatro estaciones listas para funcionar, Flores y Nazca en la línea A y
Echeverría y J.M.Rosas en la B
(recordemos los carteles de campaña “el subte en Noviembre llega a Flores”); y
ahora se lanza a construir seis mas en la línea H (destrucción de Plaza Alvear
(Francia) incluida)…¿para qué?, si existen problemas de material rodante o de
presupuesto para cambiarlo (incluso se habla de problemas de generación eléctrica),
que se gaste el dinero en posibilitar el funcionamiento de los tramos YA
construidos y no en seguir construyendo ampliaciones de red que no se podrán
usar.
- Si el Gobierno
de CABA no quiere tomar el control de los subtes, entonces que se abstenga de
gastar más dinero en una red que no quiere/puede operar. Es por lo menos
extraño que una jurisdicción realice inversiones en ampliar un servicio que
opera otra.
- Si es verdad
que el estado de mantenimiento de los coches es deficiente según los dichos del
Jefe de Gobierno, ¿cómo es que irresponsablemente deja en manos de un “estado
nacional indolente” la seguridad de los millones de pasajeros que utilizan el
servicio?... ¿no tendría, de ser así, que tomar el toro por las astas y mejorar
prontamente todo lo que atañe a la seguridad?.
- Haciendo un
cálculo rápido la renovación de vagones en las líneas A, C y E (calculando las
ampliaciones terminadas y aumentando la frecuencia) tienen un costo aproximado
de 570 millones de pesos, cifra que tanto desde el presupuesto nacional como el
de la ciudad no parece dramática
(recordemos que el macrismo obtuvo un crédito con el fin de ampliar la
red de unos 1300 millones de pesos).
Pasemos ahora a la situación planteada en el servicio de
trenes en el Área Metropolitana Buenos Aires.(AMBA)
Evidentemente el modelo de concesión-subsidio tiene un
límite y parece que el accidente de Estación 11 de Septiembre lo traspasó, ya
que estamos en presencia de una muy probable falta de control de la empresa TBA y de las autoridades de la Secretaría de
Transporte.
En este tópico también ofreceremos puntos de vista poco
transitados:
La antigua Ferrocarriles Argentinos (FA) funcionaba con una
lógica clara: se financiaba el transporte de pasajeros (deficitario) con el de
carga (superavitario), y siendo una empresa integrada, aunque dividida por
redes, tuvo un buen desempeño por décadas aunque siempre con el auxilio del
presupuesto nacional, como todos los ferrocarriles del mundo.
Después del desguace impiadoso prodigado por el tándem
Menem-Cavallo, esa lógica se desmoronó, atomizándose la empresa. Con esta nueva
realidad, imperante hasta hoy (aunque hay claras intenciones de revitalizar el
Belgrano Cargas) creemos que el costo del funcionamiento de los ferrocarriles metropolitanos
de Buenos Aires (FM) deben ser asumidos por la Provincia de Buenos
Aires y la Ciudad
de Buenos Aires en conjunto, quizás con distinto porcentaje, pero sin el aporte
del Estado Nacional.
Porque el mismo criterio por el cual se transfiere los subterráneos
a la CABA (un
jujeño o un neuquino no tienen que pagar por lo que usa sólo el porteño),
debería funcionar para los FM. Se dirá que es una carga que no pueden soportar
ambas jurisdicciones, pero eso es muy relativo, todo depende de las prioridades;
en 2011 se otorgaron subsidios por mas 6800 millones de pesos, que se podrían
reducir cobrando una tarifa mas adecuada ($2 el viaje básico) y desmontando los
sobreprecios que aplican las concesionarias y que permiten inflar sus costos
operativos a 5300 millones lo que representa un poco mas del 3% del presupuesto
de las dos jurisdicciones sumados. Se dirá también que si el PRO rechaza los
subtes que no haría con los FM, pero la realidad es que el servicio de trenes
lo utilizan muchos porteños que viajan a provincia, e incluso hacen recorridos
dentro de la ciudad (apersónese el lector tipo 8 de la mañana en algunas de la
estaciones del San Martín o del Mitre dentro de la Capital y verá cuanta
gente aborda los trenes a Retiro).
Lo que es imposible ignorar es que el dúo Jaime-Schiavi
relegaron la modernización de los FM, no se electrificó ningún ramal (Alfonsín
electrificó el Roca en dos de sus tres ramales), no renovaron el material
rodante (sí se acondicionaron muchos vagones antiguos como los del Belgrano
Sur, San Martín y finalmente el Sarmiento), casi no se mejoraron las estaciones
y se perdió la oportunidad de crear una gran fábrica de material rodante
aprovechando los talleres de los FA. Puede afirmarse que el extraordinario
crecimiento de la infraestructura en estos 8 años en generación de energía,
rutas, autopistas, escuelas y universidades, servicio de agua y cloacas,
saneamiento, pavimentación de calles, viviendas, etc no replicó con el mismo
índice en el tema ferroviario, que no se sabe porque quedó relegado, a pesar de
ser tan importante factor de calidad de vida para casi todos los 13 millones de
habitantes del AMBA.
En este terreno también haremos cuentas y diremos que la
renovación del 60% de los vagones del Sarmiento y Mitre (a cargo de la cuestionada
TBA) asciende a 670 millones de pesos, cifra importante pero poco significativa
con los, por ejemplo, 85 mil millones que se invierten en obra pública en el
presupuesto 2012.
Es necesario ahora que el Estado Nacional haga un esfuerzo,
(también los usuarios viajando con boleto y pagando un precio razonable), ponga
al día el material rodante, modernice los ramales no-eléctricos y transfiera
paulatinamente (un proceso tentativo podría durar cinco años) la
responsabilidad a los gobiernos de la Provincia de Buenos Aires y al Gobierno Autónomo
de la Ciudad
de Buenos Aires
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