lunes, 21 de febrero de 2011

¡Indignaos!

Titulo de un pequeño libro de 32 páginas, publicado en Francia por Stéphane Hessel, a la edad de 93 años, un breve panfleto, pero con alto grado de efectividad, confirmando lo expresado por Balzac que el panfleto “es el sarcasmo convertido en bala de cañón”. Es un gran éxito editorial, gracias al boca a boca y a las redes sociales.-

Nos parece oportuno extractar en nuestro blog, un compendio de distintas notas realizadas por la aparición de esta obra, por las características personales de quien la escribe y fundamentalmente por su mensaje. El autor nos dice: ”Deseo que halléis un motivo de indignación. Eso no tiene precio. Porque cuando algo nos indigna, nos convertimos en militantes, nos sentimos comprometidos y entonces nuestra fuerza es irresistible”. 

Además refleja que los aconteceres en nuestra querida Argentina, en nuestra Patria Grande Latinoamérica, en Los Países Árabes y en el Mundo todo, tienen su razón de ser.
Vayamos al personaje Stéphane Hessel : Nacido en Berlín en 1917 en el seno de una familia judía que emigró a Francia, al estallar la Segunda Guerra Mundial se alistó en la Resistencia y se sumó, en Londres, a la Francia libre de De Gaulle, quien le confió una peligrosa misión en territorio francés. Detenido por los nazis fue torturado y deportado al campo de exterminio de Buchenwald, de donde trató una y otra vez de escaparse. Finalmente lo capturaron y lo condenaron a la horca. A punto de ser ejecutado consiguió usurpar la identidad de un muerto y logró por fin fugarse y regresó a París. Se unió a la Lucha por la Liberación de Francia inspirado en los Principios del Consejo Nacional de la Resistencia. En la posguerra ingresó en la diplomacia y, destinado en las Naciones Unidas, participó en la redacción de la Declaración Universal de Derechos del Hombre de 1948. Posteriormente representó a Francia en diversas organizaciones internacionales, apoyó la independencia de Argelia, se afilió al Partido Socialista, en los últimos años viaja a Gaza para denunciar la guerra. “Siempre me he situado al lado de los disidentes”, afirma.
Su libro invoca los principios establecidos en 1944 por el Consejo Nacional de la Resistencia para la Francia liberada :Un programa completo de Seguridad Social, dirigido a asegurar a todos los ciudadanos los medios de existencia en todos los casos en que sean incapaces de obtenerlo por su trabajo; una jubilación que permita a los trabajadores mayores acabar dignamente sus días. Las fuentes de energía, la electricidad, el gas, las minas de hulla, los grandes bancos, nacionalizados. Este programa preconizaba, además, la vuelta a la nación de los grandes medios de producción monopolizados, fruto del trabajo común, las fuentes de energía, las riquezas del subsuelo, las compañías de seguros y los grandes bancos; la instauración de una verdadera democracia económica y social, implicando la privación a los grandes feudos económicos y financieros de la dirección de la economía. El interés general debe primar sobre el interés particular, el reparto justo de la riqueza creada por el mundo del trabajo ha de primar sobre el poder del dinero. La Resistencia propone una organización racional de la economía que asegure la subordinación de los intereses particulares al interés general y rechace la dictadura profesional instaurada a imagen de los estados fascistas; el Gobierno provisional de la República toma su relevo”.  (Cuanta similitud con nuestra Constitución de 1949)
Y sigue: “Una verdadera democracia necesita una prensa independiente; la Resistencia lo sabe, Io exige, defendiendo « la libertad de prensa, su honor y su independencia del Estado, de los poderes del dinero y de influencias extranjeras». Es eso lo que todavía protegen las ordenanzas sobre prensa desde 1944, y es eso lo que está en peligro hoy (les suena Ley de Medios). La Resistencia llamaba a « la oportunidad efectiva de todos los niños franceses de gozar de la instrucción más desarrollada», sin discriminación; en cambio, las reformas propuestas en 2008 van contra este proyecto. Jóvenes profesores, cuya acción apoyó, se negaron a aplicarlas y vieron sus salarios recortados como sanción. Se han indignado, han desobedecido, juzgaron esas reformas demasiado alejadas del ideal de la escuela republicana, demasiado al servicio de una sociedad del dinero que ya no desarrolla lo suficiente el espíritu creativo y crítico. Es toda la base de las conquistas sociales de la Resistencia lo que hoy está en cuestión”. (Asignación Universal por Hijo; Ley y Presupuesto Educativo)
Se atreven a decirnos que el Estado ya no puede asegurar los costes de estas medidas sociales. Pero, ¿cómo puede faltar hoy el dinero para mantener y prolongar estas conquistas cuando la producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde la Liberación, el período en que estaba arruinada Europa?. Si no fuera porque el poder del dinero, tan combatido por la Resistencia, nunca fue tan grande, insolente, egoísta, con sus servidores introducidos hasta en las más altas esferas del Estado. Los bancos privatizados se muestran sobre todo preocupados por sus dividendos y los altos salarios de sus dirigentes, no por el interés general. La brecha entre los más pobres y los más ricos nunca fue tan importante; y la competición por el dinero nunca estuvo tan animada”. (Las AFJP pasan a manos del Estado, Próxima ley de Entidades Financieras)
Hessel llama a la indignación, la misma indignación que era la base de la Resistencia: “Nosotros, veteranos del movimiento de resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia libre, llamamos a las jóvenes generaciones a hacer vivir, a transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. Les decimos: ¡tomad el relevo, indignaos! Los responsables políticos, económicos, intelectuales, y el conjunto de la sociedad no deben resignarse ni dejarse impresionar por la actual dictadura internacional de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia”. “Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, tener un motivo de indignación. Es precioso. Cuando algo indigna, como yo me indigné con el nazismo, entonces nos hacemos militantes, fuertes y comprometidos”. (Se indignó America Latina y lo están haciendo los países árabes)
Cuenta Hessel la fuerte influencia que recibió de Sartre, de su mensaje libertario y de su afirmación de que “sois responsables en cuanto individuos”. Compara dos visiones de la historia, una optimista que personifica en Hegel y otra pesimista en Benjamín. “Mi optimismo natural, que quiere que todo lo deseable sea posible, me llevaba hacia Hegel. El hegelianismo interpreta el devenir de la historia de la humanidad como poseedora de un sentido de la libertad humana progresando etapa a etapa. La historia se hace con choques sucesivos, es la toma de conciencia de sus desafíos. La historia de las sociedades progresa y, al final, el hombre alcanza su libertad completa, conseguimos el Estado democrático en su forma ideal”. Pero existe otra concepción de la historia: “El progreso hecho por la libertad, la competición, la carrera a «siempre más», esto se puede vivir como un huracán destructor, del filósofo alemán Walter Benjamin. Él había obtenido un mensaje pesimista de un cuadro del pintor suizo Paul Klee, el Ángelus Novus, donde la figura del ángel abre los brazos como para contener y rechazar una tempestad que él identifica con el progreso. Pobre Benjamín, se suicidará en septiembre de 1940 para huir del nazismo, el sentido de la historia es el camino irresistible de catástrofe en catástrofe”.
Alerta contra la indiferencia; admite que hoy los motivos para la indignación están menos claros que en otro tiempo en un mundo complejo, interdependiente, interconectado, no es fácil saber quién gobierna, quién decide en realidad. “Pero en ese mundo, hay cosas insoportables. Para verlas, hay que mirar bien, hay que buscar. Digo a los jóvenes: buscad un poco, las vais a encontrar. La peor de las actitudes es la indiferencia, decir: yo no puedo hacer nada, a mí ya me va bien. Comportándonos así perdéis uno de los elementos esenciales que nos hacen humanos: la facultad de indignación y de compromiso que es su consecuencia”.
Identifica tres grandes desafíos: la inmensa brecha entre pobres y ricos que no deja de crecer, los derechos humanos y la salud del planeta. Recuerda el momento en que se proclamaron los derechos universales del hombre en 1948:
A René Cassin debemos el término de derechos «universales» y no «internacionales» como proponían nuestros amigos anglosajones. Porque ahí se juega la salida de la segunda guerra mundial: emanciparse de las amenazas que el totalitarismo hizo pesar sobre la humanidad. Para emanciparse, hay que conseguir que los Estados miembros de la ONU se comprometan a respetar estos derechos universales. Es una manera de desbaratar el argumento de la plena soberanía que un Estado puede hacer valer para entregarse a cometer crímenes contra la humanidad sobre su suelo. Fue el caso de Hitler que se consideraba amo supremo autorizado a provocar un genocidio. Esta declaración universal debe mucho a la repulsión universal hacia el nazismo, el fascismo, el totalitarismo y, también, a través de nuestra presencia, al espíritu de la Resistencia”.
Afirma Hessel que “hoy, mi principal indignación concierne a Palestina, a la franja de Gaza, a Cisjordania. Ese conflicto es la fuente misma de la indignación”. Describe Gaza como “una prisión a cielo abierto para un millón y medio de palestinos” y lamentándose afirma que “los judíos puedan perpetrar ellos mismos crímenes de guerra es insoportable; por desgracia la historia da algunos ejemplos de pueblos que desperdician las lecciones de su propia historia”. (¿qué tal por casa?)
Apuesta por la acción no violenta, “el camino que debemos aprender a seguir”: “Estoy convencido que el futuro pertenece a la no violencia, a la conciliación de las diferentes culturas. Es la vía por la que la humanidad debe salvar su próxima etapa. Y aquí, refuto a Sartre, no podemos disculpar a los terroristas que lanzan bombas, aunque los podamos comprender. Sartre escribió en 1941: «Reconozco que la violencia bajo cualquier forma que se manifieste es un fracaso. Pero es un fracaso inevitable porque estamos en un universo de violencia. Y si es verdad que el recurso a la violencia mantiene la violencia y arriesga a perpetuarla, en verdad también es el único medio para hacerla cesar». Yo añadiría que la acción sin violencia es un medio más seguro de hacerla cesar. No podemos apoyar a los terroristas, como Sartre hizo en nombre de este principio durante la guerra de Argelia, o en el momento del atentado de los juegos de Munich, en 1972, cometido contra atletas israelíes. No es eficaz y Sartre mismo acabaría por interrogarse al fin de su vida sobre el sentido del terrorismo y por dudar de su razón de ser. Decirse «la violencia no es eficaz» es mucho más importante que saber si se debe condenar a los que se entregan a ella. El terrorismo no es eficaz”.
Después de los progresos conseguidos a partir de 1948 (descolonización, fin del apartheid, caída del imperio soviético, caída del muro de Berlín) Hessel considera que los primeros años del siglo XXI son una época de retroceso. Pero no renuncia a la esperanza y finaliza con un llamamiento a la insurrección pacífica:
Con ocasión del sexagésimo aniversario del Programa del Consejo Nacional de la Resistencia decíamos en marzo de 2004 los veteranos de los movimientos de Resistencia y las fuerzas combatientes de la Francia libre (1940-1945), que ciertamente « el nazismo fue vencido gracias al sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la Resistencia y las Naciones Unidas contra la barbarie fascista. Pero esta amenaza no desapareció totalmente y nuestra cólera contra la injusticia está siempre intacta».
No, esta amenaza no desapareció totalmente. Llamemos siempre a «una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que proponen como horizonte para nuestra juventud sólo el consumo en masa, el desprecio de los más débiles y de la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos». (Ley de Medios Ya!!!)
"A quienes harán el siglo XXI les decimos con afecto: CREAR ES RESISTIR, RESISTIR ES CREAR”.
Ignacio Ramonet
                                            Que sea de utilidad
                        Sabaleros del Remanso

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