viernes, 22 de abril de 2011

¿Voto de baja calidad=gente de baja calidad?

Las expresiones del Sr Solanas acerca de la baja calidad del voto del pueblo salteño (apoyo del 58% al gobernador Urtubey), como las realizadas en su momento por la Sra Carrió que manifestó su proclividad al voto calificado, nos sugieren algunas reflexiones.
Evidentemente Solanas y antes Carrió, piensan que los sectores más humildes de la sociedad votan MAL, que no saben votar, que sólo los estamentos instruidos de la sociedad conformarían el voto de “alta calidad”.
Sabemos de donde proviene este patético pensamiento y cuales son sus argumentos: “los pobres son tontos, se los engaña fácil, votan por un plan o una bolsa de comida o un par de zapatillas”.
Llama la atención que Solanas, hombre venido de las filas del peronismo, pueda albergar semejantes prejuicios.
Siguiendo con esa “tesis” podríamos concluir que el 17 de Octubre de 1945 fue una movilización de “baja calidad”, así como también los triunfos en las urnas del ´46, ¨52, ´73, ¨89, etc.
Llama la atención, además, que el autor de esa magnífica película que es Los hijos de Fierro (su mejor realización, para nosotros), sostenga que ese pueblo que protagoniza su film, ese pueblo actor de la Resistencia Peronista sea de “baja calidad”. Justamente no es lo que muestra su obra.
Pero ya que traemos a colación a ese Pueblo Peronista (el mítico, podríamos decir)  tomemos al toro por las astas, no rehuyamos el debate profundo y analicemos los hechos: aceptamos que a partir de la dictadura del ´76 se produce una gran pérdida de conciencia en las masas populares y que a partir del año ´89 se suma a ello la pauperización, el desempleo y la desindicalización. Es en el año 1995 que empiezan a manifestarse con más realce las políticas clientelistas, cuando la desocupación llegaba al 15% y efecto Tequila mediante, se hizo patente la debilidad del modelo Menem-Cavallo. La implementación de planes de asistencia creó las bases del clientelismo: ”hay plan si hay votos”.
Esta realidad no fue bien cuantificada y hasta la llegada en mayo del 2002 del Plan Jefas y Jefes de Hogar esa asistencia nunca fue masiva.
El modelo noventista, su debacle y su pésima y caótica continuación en el 2002, produjo una gran masa de ex trabajadores, ex consumidores, que adoptaron posturas de lucha a través de las organizaciones sociales que florecieron en todo el país, algunas fueron subsumidas por movimientos políticos y otras no, pero es indudable que elevaron el nivel de conciencia de sus integrantes.
Es central que en Noviembre del 2009 se instituye la Asignación Universal por Hijo, que se obtiene a través del ANSES y se cobra mediante una tarjeta bancaria lo que imposibilita la presencia de intermediarios o propiciantes.
De estos datos se pueden sacar varias conclusiones: el clientelismo es una faceta más del sistema neoliberal, nunca tuvo un peso tan relevante como tantas veces se lo presentó  y está en proceso de desaparición junto con el modelo que lo permitió.
Sabemos que en muchos distritos se continúa con la distribución de víveres, ropa o materiales de construcción entre los sectores más pobres, pero inferir que por esas políticas (que son discutibles aunque no reprobables a priori) se obtendrían una avalancha de votos es, por lo menos, canalla. Porque queda claro entonces que Solanas, Carrió y otros suponen que el pueblo es “comprable” por un par de chapas o una bolsa de alimentos, y eso es lo canalla. Primero porque hoy el pueblo en su mayoría tiene trabajo, y no necesita de esa bolsa para comer (claro que la acepta y hace bien, porque le corresponde), y segundo porque el voto es libre y la conciencia, sea de un rico o de un pobre, también lo es, y si hay condicionamientos (económicos, culturales, mediáticos), esos valen para todas las clases sociales.
Finalmente parece que el voto de Recoleta (24% a Proyecto Sur en el 2009) sí es de “alta calidad”: esos votantes no están coercionados por las políticas de un Gobierno, ni dependen de la asistencia del Estado, ni de su benevolencia… ¿no?...¿o sí?.

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