El Documento de Formosa
Fuente: El Blog de Abel
Es difícil redactar un documento integrando media docena de textos. Y cerca de un centenar de opiniones. Pero creo que resulta un buen testimonio de lo que el peronismo ha sido, lo que es, y lo que quiere ser.
DECLARACIÓN DE FORMOSA
En
la ciudad de Formosa, invitados por el gobernador de la Provincia,
Doctor Gildo Insfrán, presidente del Congreso Nacional del Partido
Justicialista, los abajo firmantes se reunieron los días 23 y 24 de
junio 2016, a efectos de analizar y debatir la propuesta formalizada en
la invitación: colaborar en la actualización doctrinaria del Movimiento
Justicialista para fortalecer las grandes banderas de la Independencia
Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social en el siglo XXI,
con sentido federal y en el camino de la Integración Latinoamericana.
Por
ello, esta declaración se orienta a constituir una herramienta para la
acción que impulse y acompañe la construcción social de la política. Un
auténtico marco conceptual. Una carta de navegación.
Al
modelo liberal que se representa en el individualismo, el hedonismo, la
acumulación de la riqueza y la expansión del capital financiero;
oponemos otro que se funda en el valor del amor, la equidad, la
solidaridad y la soberanía integral. Surgimos como un proyecto
político-cultural frente a las potencias imperialistas que pretendían
dividirse el mundo y hegemonizarlo. El justicialismo puso en marcha un
proyecto que ponía al Estado al servicio de la comunidad, regulaba la
economía, los servicios, las comunicaciones, el petróleo, el comercio
exterior, las finanzas, entre otras realizaciones. Esto dio lugar al
mayor proceso de inclusión social a través de derechos y conquistas
inéditas para el pueblo. La Nación consagró soberanía, reemplazando al
poder del mercado, de las oligarquías y de los monopolios
internacionales.
La
política es memoria histórica, compromiso popular y utopía. La memoria
nos da nuestra identidad; es el compromiso con nuestros mártires, con
nuestros héroes y con las conquistas logradas por los gobiernos
populares. El presente nos desafía. La derecha pretende imponer un
modelo de Estado mínimo, un gobierno de ricos y gerentes de grandes
multinacionales. Su objetivo es desmantelar el conjunto de progresos
laborales y sociales y los derechos conquistados durante los últimos
años. Nuestro gran desafío es eliminar la grieta abierta por la
desigualdad.
Sostenemos
la vigencia de las tres banderas históricas del peronismo, y la unidad
latinoamericana como única forma de viabilidad de los países del
continente. Defendemos los Derechos Humanos y sociales desde una visión
integral, multiétnica y pluricultural, el desarrollo
científico-tecnológico, el resguardo de los recursos naturales y
biogenéticos estratégicos de la Nación y la soberanía en todo el
territorio, ratificando nuestra profunda vocación continental.
La
organización vence al tiempo y a los proyectos antinacionales. El
peronismo es un movimiento político y social, frentista y de unidad
nacional, y es la columna vertebral del movimiento nacional. Por eso
bregamos por un partido justicialista consolidado como herramienta
efectiva de transformación social. Asimismo, sostenemos la necesidad de
que el movimiento obrero organizado se mantenga unido, pues es parte
sustancial del movimiento nacional.
Reivindicamos
el federalismo, la unidad nacional, un proyecto productivo industrial y
sustentable, el pleno empleo, la justa redistribución de la riqueza
material y cultural, una educación liberadora que priorice el
conocimiento de lo propio sobre lo universal, y la vigencia de la
democracia social. En definitiva, seguir trabajando por la felicidad del
pueblo y la grandeza de la Patria.
Para
ello es necesario cerrar la grieta de la desigualdad. Consideramos
imprescindible revertir el shock distributivo impuesto por el actual
gobierno en favor del capital concentrado para retomar un modelo que
apuntale la demanda interna y promueva el crecimiento sostenido. Lograr
una distribución equitativa requiere de la acción de un Estado presente
para no caer en la trampa neoliberal del efecto derrame. El mercado no
asigna de manera justa los recursos de una comunidad, más aun en una
economía fuertemente concentrada y extranjerizada como la nuestra. Por
ende, es necesaria la regulación del Estado para evitar comportamientos
de abuso de poder en perjuicio de los más débiles.
Apelamos
a un modelo que ponga el eje en la producción, el trabajo y el consumo
como generadores de riqueza, y no en la especulación financiera. El
desarrollo económico presenta una condición necesaria que es el
federalismo fiscal. En este sentido, se requiere una reforma tributaria
que apunte a una mayor equidad distributiva territorial, dotando de
autonomía real a los gobiernos locales. Se debe avanzar hacia un sistema
recaudatorio de mayor progresividad, disminuyendo la presión tributaria
sobre los sectores productivos, trabajadores y los más vulnerables, sin
desfinanciar al Estado.
En
cuanto al Sistema de Seguridad Social, debemos avanzar hacia una etapa
superadora de lo que han sido el programa de inclusión previsional y la
implementación de la AUH a través de la Universalización de las
Jubilaciones y las Asignaciones Familiares. Al mentado 82% móvil se
llega blanqueando a los trabajadores informales y no excluyendo a
quienes sus empleadores no les realizaron los aportes correspondientes.
La economía argentina en sus ciclos de expansión enfrentó situaciones de
restricción externa, debido a una estructura productiva desequilibrada.
Esta restricción estructural solo se supera con industrialización y más
integración regional; y no con endeudamiento externo, sobre todo cuando
mayormente se destina a financiar fuga de capitales y gastos
corrientes.
Planteamos
nuestra defensa de un Banco Central que sea parte de un proyecto de
desarrollo y no regido por el concepto neoliberal de “independencia”,
que en los hechos lo somete a los requerimientos del sector financiero y
lo torna funcional a la especulación. Consideramos importante superar
la etapa de reinversión de utilidades en el proceso de
industrialización, creando una banca específica para este fin. La
construcción de un programa económico que reestablezca la producción
nacional, el pleno empleo y la elevación sostenida de salarios y
protección social, debe concretarse en el marco de una concertación con
los actores sociales involucrados: empresarios, trabajadores y
organizaciones libres del pueblo. La independencia económica es la única
garantía de la Soberanía Política que nos permitirá construir un país
con Justicia Social.
Toda
concepción sobre el Estado y el Derecho depende del modelo de país que
tengamos, y el peronismo rechaza todo modelo de inequidad e injusticia.
Es necesario un Estado activo que garantice el ejercicio efectivo de los
derechos, tanto de manera individual como colectiva. Reivindicamos al
derecho como un sistema de valores que responde a una dinámica histórica
y política. El constitucionalismo social, que en nuestro país tuvo su
manifestación en la denominada “constitución peronista de 1949”,
instituyó para siempre la relevancia de los derechos sociales,
económicos y culturales. Entendemos que el desafío del peronismo en el
marco del bicentenario de la independencia incluye renovar la agenda de
la ampliación de derechos que ha sido una de sus marcas identitarias. Un
ejemplo en esta línea lo podemos encontrar en la encíclica Laudato Si
de Francisco, la cual, a su vez, se relaciona con el Mensaje Ambiental a
los Pueblos y Gobiernos del Mundo escrita por Perón en 1972, relativa a
la naturaleza y la tierra como un sujeto de derecho digno de respeto
frente a la cosmovisión moderna que la condenaba a ser objeto de
explotación ilimitada.
Nuestra
visión de los derechos es emancipatoria, a diferencia de las
constituciones liberales del siglo XIX cuyo espíritu inunda nuestra
actual Carta Magna. Esto tiene que ver con que desde nuestra
cosmovisión, el Estado no es el problema sino parte de la solución; sin
su intervención, el único derecho es el del más fuerte. Sobre esta base,
y a sabiendas de los desafíos que enfrentamos, creemos necesario
afirmar que el peronismo, siguiendo su naturaleza revolucionaria, debe
comprometerse con la promoción de un debate nacional sobre estas
temáticas, incluyendo la posibilidad de discutir una nueva Constitución.
Tal debate debe orientarse hacia un modelo de país profundamente
federal e inclusivo. Este federalismo no puede ser declamativo, sino que
debe garantizar que cada argentino pueda realizarse donde ha nacido o
elegido vivir, para lo cual es necesario repensar la relación entre los
diferentes niveles del Estado, para garantizar el crecimiento con
equidad territorial y justicia social.
Asimismo,
a la luz de las recientes experiencias latinoamericanas en las que el
poder judicial resulta un actor central en las estrategias de
debilitamiento de gobiernos democráticamente elegidos, creemos esencial
repensar los límites y las prerrogativas de este poder del Estado, para
que pueda cumplir con su objetivo, que no es otro que afianzar la
justicia en pos del bienestar general. A su vez, creemos que hay que
poner en valor al pueblo como poder constituyente antes que al poder
constituido, brindando herramientas para que una mayor participación
popular genere un verdadero espacio de discusión pública alejado de las
escenas farsescas de la telepolítica. En otras palabras, se trata de
mostrar que una democracia real y con fuerte participación puede ser una
alternativa a la crisis de representación que genera la democracia
liberal y formal, y que los derechos no son una dación generosa del
poderoso sino una conquista por la que el peronismo debe luchar cada vez
que surge una nueva necesidad.
La
visión del General Perón planteada en la década del ‘50 del siglo
pasado, según la cual el continentalismo sería la expresión del futuro
mapa político internacional, es hoy una realidad. Munidos de esta
certeza, el Movimiento Nacional Peronista, tiene la responsabilidad de
plantear una política internacional acorde con sus principios
doctrinarios: un modelo de trabajo, producción y Justicia Social, es
decir, colocando al hombre y su medioambiente en el centro de la
construcción del modelo social al que aspiramos.
El
mundo unipolar nacido en los años ’90 con la caída de la Unión
Soviética, que construyó un hegemonismo imperial durante décadas, ha
sido reemplazado por un multilateralismo con diversas significaciones:
por un lado, una hegemonía de los EEUU con sus socios; y por el otro,
nuevos actores protagonistas de la política internacional. La excusa
política de lucha contra el terrorismo, narcotráfico y otros flagelos,
generalmente oculta el intento de ocupación territorial y de recursos
estratégicos por parte las grandes potencias. La enunciación por parte
de Perón de la Tercera Posición en el mundo de la posguerra, implica hoy
la afirmación de un modelo político que en lo internacional, sostenga
una organización multipolar, un sistema económico con base en la
Justicia Social y el hombre como centralidad, en una comunidad
internacional organizada. No hay pueblo que se realice en una comunidad
humana que no se realice.
Como
lo ha afirmado el Papa Francisco, son dos los peligros que se ciernen
sobre la humanidad. Por un lado, una situación de “tercera guerra
mundial en cuotas”. Por el otro, la afectación, a partir de un modelo
económico depredador, de la casa común. La articulación de un modelo
social solidario y justo es una responsabilidad que la política debe
asumir de manera concreta para evitar el riego de una humanidad que
sucumba ante los intereses financieros, destruyendo de este modo toda
posibilidad de organización social y cultural.
La
introducción de la ética en las relaciones internacionales es el
correlato de la construcción política en el plano local. De esta manera,
la universalización del pensamiento peronista es un aporte doctrinario a
la humanidad.
En
este contexto, la propuesta justicialista ratifica su matriz
doctrinaria integracionista según la cual Latinoamérica estará unida o
dominada. La construcción de la Patria Grande es el camino estratégico
de realización común y su proyección al mundo, aportando su identidad
americana, morena, criolla y mestiza. Nosotros somos la Patria Grande,
protagonistas de la historia mundial, afirmando la concepción de
nuestros padres fundadores, San Martín, Bolívar y Artigas, reflejada 200
años después en la creación de MERCOSUR, UNASUR y CELAC. Es por ello
que debemos persistir en ejes estratégicos comunes en materia de
industrialización, infraestructura, políticas financieras y de recursos
naturales, así como en su defensa.
La
lucha de modelos antagónicos que se expresan en el plano económico
internacional, es parte de la extorsión imperial hacia los países
latinoamericanos en la imposición de tratados de libre comercio, en un
intento de re-primarizar sus economías y fundar un nuevo colonialismo
del siglo XXI. El libre comercio es, en esta perspectiva, la imposición
de los Estados centrales sobre las economías semi-industrializadas de
los países emergentes. El peronismo no acepta acuerdos de integración
que como la Alianza del Pacífico y, sobre todo, el Tratado Alianza
Transpacífica, subordinen a la Argentina a las decisiones de los grandes
monopolios trasnacionales.
Es
un objetivo del Movimiento peronista la recuperación de las Islas
Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur, poniéndole fin a un enclave
colonial en el territorio nacional. Es también objetivo irrenunciable,
la preservación del territorio, la biodiversidad y los recursos
naturales que hacen a nuestra soberanía política y territorial. La causa
de Malvinas y el reclamo argentino del territorio antártico es una
causa latinoamericana.
El
peronismo se manifiesta como una revolución cultural, cuya concepción y
acción ha modificado los paradigmas y realidades de la sociedad
argentina. Los intentos de desnaturalizar su identidad, exitosos en
otros movimientos de liberación nacional del mundo emergente, se
reiteran en cada avance del neoliberalismo. Defender la zona pétrea de
nuestra identidad peronista, marcada por la banderas históricas del
justicialismo, es garantizar su existencia activa como movimiento al
servicio del pueblo y de la Patria. A partir de esa esencia inamovible,
la Idea Justicialista en acción, ha sido capaz de expandirse encarando
una diversidad de desafíos históricos.
La
idea de inclusión está en la centralidad de su identidad. El peronismo
nace en defensa de la cultura del trabajo. Reivindica a los trabajadores
como columna vertebral del movimiento. Entiende al trabajo como
organizador comunitario y como un derecho humano esencial. Propone que
la sociedad y el Estado se valgan del capital y lo reubiquen al servicio
de la comunidad y el trabajo.
La
concepción nacional, popular, humanista y cristiana que nos legó Perón,
se ha renovado respondiendo a lo largo del camino con históricas
conquistas: el voto femenino, los derechos de la niñez y la ancianidad,
la protección integral de la familia, la gratuidad universitaria, el
desarrollo científico y tecnológico, la reivindicación de los pueblos
originarios, la titularidad inalienable de los recursos naturales, el
matrimonio igualitario, ente otras.
Su
riqueza conceptual, teórica y cultural cuenta con inolvidables nombres
que lo iluminaron como Arturo Jauretche, Homero Manzi, Leopoldo
Marechal, Arturo Sampay, José María Rosa, Carlos Astrada, Rodolfo
Puiggrós, Rodolfo Modolfo, Enrique Santos Discépolo, Nicolás Olivari,
Jorge Sabaté, César Tiempo, Cátulo Castillo, Hugo del Carril, Juan José
Hernández Arregui, Mary Tapia, Rodolfo Walsh, Rodolfo Kusch, Paco
Urondo, Jorge Abelardo Ramos, Hector Germán Oesterheld, Enrique Oliva,
Amelia Podetti, Leonardo Favio, Fermín Chávez, Leónidas Lamborghini,
Alicia Eguren, Aníbal Troilo, Armando Poratti, Gustavo Cirigliano, Xul
Solar, Carlos Gorriarena, Gerardo Vallejos, Vicente “Tata” Salemi,
Chango Farías Gómez, Claudio Diaz, José María Castiñeira de Dios y
muchos otros, incluyendo los que hoy aportan sus trabajos intelectuales,
su creatividad y sus polémicas.
La
frase de Jauretche “Lo nacional es lo universal visto con ojos propios”
es la definición que mejor describe la fuerza cultural de ese ideario.
La colonización cultural, ha sido el gran fetiche a derribar de esta
lucha. “Sin conciencia de sí, el argentino desorientado busca donde
elegir un rostro y un futuro. Cuando uno no sabe qué hacer con su vida
otros se la hacen…sin conciencia de lo que somos, no somos
verdaderamente”, explicó Gustavo Cirigliano marcando claramente el
dilema de la dependencia como destino despersonalizador del individuo y
la Nación. La lucha se libra de forma desigual contra las hegemonías
económicas y culturales que controlan los grandes medios monopólicos de
la comunicación.
Ayer
con la tiza y el carbón, hoy con los nuevos medios digitales y en
especial bregando por la recuperación del derecho al acceso amplio y
democrático a la comunicación, la batalla cultural se expande y
continúa.
Es
una batalla que se libra en el campo mismo del lenguaje, cuando se
distorsionan hasta las palabras y su sentido con términos como
flexibilización laboral, cambio, sinceramiento y pesada herencia,
configurando un fraude semántico que, con su engaño, intenta manipular a
la sociedad. Reivindicamos por ello las valiosas conquistas, aún
incompletas, obtenidas por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández, que son patrimonio del pueblo argentino, tendientes a
democratizar la palabra, combatir la concentración de medios y el
compromiso con nuevos contenidos federales, culturales y educativos.
Encaramos por ello con optimismo estos desafíos con un enorme bagaje
conceptual encarnado en nuestra doctrina, en nuestra capacidad de
renovación y en la tradición de nuestros mejores hombres y mujeres.
Fueron ellos, encabezados por Perón y Evita, líder de acción y de
intelecto el primero, sensibilidad y amor nuestra inolvidable compañera.
Ambos expresan la síntesis entre razón y corazón, hoy más válidos que
nunca.
En
definitiva, los argentinos nos encontramos hoy ante la misma
encrucijada histórica que enfrentaron los patriotas de 1816: Patria o
colonia. Ante este dilema, no dudamos que las banderas históricas del
peronismo, enriquecidas con los aportes expresados en este documento y
los que realicen todos los sectores del campo nacional y popular,
constituyen el faro que nos ha de guiar hacia la efectiva emancipación
nuestro pueblo en el Bicentenario de la Independencia.
¡Viva la Patria!
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