El
mitrismo en su fase menemista
Rodolfo Terragno, en su libro La Simulación. Argentina y el FMI: dos
décadas de mentiras y autoengaños, relata una anécdota más que ilustrativa
para comprender la responsabilidad del alfonsinismo en los doce años infames
después de 1989. Siendo ministro, el autor del libro recibió una comunicación
de Edwin Yeo, asesor del Banco Central de EE.UU., en octubre de 1988. Se
trataba en realidad de una advertencia. El ministro radical estaba siendo
informado del plan denominado “Public Choice”, plan urdido en Washington (el
Tesoro, el FMI y el Citibank) destinado a que el principal acreedor de la
Argentina en 1989 – por cierto, el Citibank – se hiciera con las empresas
públicas y las industrias rentables del país. Yeo le informó a Terragno que el
subsecretario del Tesoro, David Mulford, se proponía presionar hasta las
últimas consecuencias de tal manera de llegar a la siguiente fórmula de pago de
la deuda: industrias y empresas de servicios públicos. Transcribimos las notas
de Terragno en relación a las conversaciones mantenidas con Yeo y sus
advertencias: << Mulford trabajó siempre para los árabes. A fines de los
60 ya era asesor de la SAMA (Saudí Arabian Monetary Agency-Banco Central
Saudita) Mulford es el nexo con dictaduras y gobiernos corruptos en América
Latina y otras partes del mundo. Les hace prestar todos los dólares que quieran
sin garantías. Los gobiernos reciben lo que Uds. llaman plata dulce. Los
banqueros saben que no van a recuperar el capital, pero no les importa. El
objetivo de ellos = cobrarse en especie. Ahora están quedando al descubierto.
Ahí lo tiene a Rhodes, persiguiéndolos a Uds.; y a Mulford dándole apoyo a
Rhodes desde el Tesoro. Ellos quieren que los países deudores conviertan su deuda
en bonos. Y los van a ayudar a Uds. a colocar los bonos argentinos en fondos de
inversión, que manejan la plata de pequeños ahorristas diseminados en todo el
mundo. Cuando llegue el momento de pagar, y no puedan, ¿cómo van a hacer Uds.
para renegociar con millones de ahorristas dispersos por todo el mundo?. No van
a poder. Entonces les dirán: paguen con acciones. Para resolver el problema de
la deuda Uds. tendrán que entregar hasta la última empresa pública. Y no solo
eso: los obligarán a que abran de golpe el mercado interno. La industria
argentina no lo resistirá y ellos se quedarán también con empresas privadas… El
Citi compra títulos de la deuda argentina a 15 años y después, cuando quiera
quedarse con una empresa argentina les va a dar a Uds. esos mismos bonos como
si valieran 100. Además, ellos quieren transformar créditos en bonos al
portador. ¿Por qué? Para facilitar la compra de las empresas a precio vil. O
Uds. reaccionan, o esta gente se va a quedar con toda la Argentina >>.
Yeo ofreció un plan alternativo que fue rechazado por el presidente del Banco
Central, José Luis Machinea (luego
ministro de Economía de Fernando de la Rúa, entre diciembre de 1999 y
marzo de 2000, sucedido a su vez por López Murphy). Los ajustes de la década
del ochenta habían cumplido sus objetivos; la administración en el gobierno
también. El FMI – el <<Banco>> para una Argentina pastoril y
rentística – en su apogeo, presto para la Convertibilidad y el saqueo más
espantoso del que el pueblo argentino tenga memoria.
Carlos Menem, con una Argentina en
coma cuatro, pondría entonces en marcha el ultraconservador Plan Bunge y Born
(Bonex). Plan Primavera repotenciado. Al frente del BCRA, Javier Gonzalez Fraga.
Devaluación del 116%, reducción del empleo y del gasto público, en un contexto
de mayor endeudamiento y ajuste fiscal. Poco después, las leyes de Reforma del
Estado y de Emergencia Económica. Si bien la inflación caería del 2.314% anual
en 1990 a 171% en 1991, el ministro de Economía Erman González no lograría
revertir la caída de la actividad. En febrero de 1991 asume Domingo Cavallo.
Las << metas de inflación >> del Plan Primavera se perfeccionaban
con el Plan Otoño (más conocido como Plan de Covertibilidad). El funcionario de
Bignone anunciaba los objetivos de la política económica: equilibrio del
presupuesto fiscal con ajuste del gasto, achicamiento del Estado, aceleración
de las privatizaciones, etc. El 1 de abril de 1991 entraría a regir la ley de
<< convertibilidad del austral con el dólar de los Estados Unidos de
América >>. El objetivo supremo: el pago de deuda externa. La
planificación de la estafa prosigue en 1993 con el Plan Brady, llevándose el
BCRA al mínimo nivel de funcionamiento de su historia ( esto es, asesor
financiero del FMI). La inflación cayó del 24,9% en 1992 a 10,6% en 1993, 3,9%
en 1994, 1,6% en 1995, 0,4% promedio entre 1996 y 2000. Nunca antes, en la
historia de nuestro país, las << metas de inflación >> sirvieron
tanto y tan bien a una Argentina satélite, atrasada y empobrecida. El consumo
aumentó los primeros años de los noventa estimulado por la estabilidad de
precios, el ingreso masivo de capitales y el atraso cambiario. La sobria
mentira culminaría, paradójicamente, con un baño de tequila (1995), seguido de
un trago fuerte de sake (1997,Sudeste Asiático) y un coma alcohólico con
caipirinha apenas después (1999, devaluación del real). ¿Derrotado el modelo de
<<país>> con que el mitrismo en su fase menemista agraciaba a
propios y extraños? No está muerto quien pelea, reza el dicho. Había que
doblegar esfuerzos para que la Argentina siguiera inserta en la división
internacional del trabajo como pretendía la Banca occidental. Nacía así el
<<Plan Invierno>> de Roque Fernández que, malogrado, debió ser
reemplazado por los también malogrados <<Plan Verano>> de José Luis
Machinea y sus correcciones con López Murphy y otra vez Cavallo.
No habiendo nada más que rematar y muy
poco para ajustar, privatizar y despedir, quedaba por resolver el mayor
préstamo de la historia solicitado al FMI (enero de 2000), la reforma previsional
(noviembre de 2000) y el golpe de gracia al pueblo argentino con un nuevo y
sanguinario ajuste (frustrado el 19 y 20 de diciembre de 2001). Con la sola
excepción de los años 89/90, la deuda externa aumentó invariablemente entre
Martínez de Hoz y Eduardo Duhalde. La deuda per
capita (siempre se calcula como porcentaje de PBI así que humanicemos), la
deuda per capita en 1983 era de 1.612
dólares por cabeza; en 1991 había aumentado a 1.769; en 2001 a 4.432 y en 2003
a 4.448. ¡Flor de gobernantes! Los intereses pagados en el lustro 1990/95
promediaron 4.500 millones de dólares y 8.500 millones entre 1995 y 1999. Los
capitales argentinos en el exterior saltaron de 60.416 millones de dólares a
106.966 entre 1990 y 1999. Asimismo y entre 1992 y 1999, las crecientes
ganancias que las filiales argentinas de compañías multinacionales enviaban a
sus casas matrices totalizaban unos 13.763 millones. Indirectamente, el
endeudamiento externo representaba la forma de conseguir divisas para compensar
el brutal drenaje de fondos. En su indispensable libro Historia económica, política y social de la Argentina 1880-2003,
Mario Rapoport calcula que <<en las postrimerías de la década del
noventa, la deuda externa pública había adquirido así, gracias al apoyo y consejos
del Fondo, contornos explosivos. El pago de los intereses respectivos, entre
1993 y 2001, alcanzó a más de 53.000 millones. Carlos Menem era la estrella
invitada del acto inaugural de la Asamblea del FMI en 1998. Ese año y según los
cálculos del economista Rapoport, se fugaban del país unos 100.000 millones de
dólares.
¿Modelo de <<país>> el
mitrismo en su fase menemista? ¿Modelo de <<país>> lo que nos
propone el mitrismo del siglo XXI – transitando ya su fase buitrista – con sus
Sturzenegger, Broda, Melconian, Kiguel, etc. a cuestas? La distribución del
ingreso en 2002 marcó su peor nivel desde la primera medición del INDEC, a
comienzos de los 70. De 12,2 veces la brecha entre ricos y pobres en 1974 a
46,6 veces. La pobreza reducida entre 1991 y 1994 (a costa de la
desindustrialización masiva, la venta del patrimonio público, el endeudamiento y
la reducción de la inflación por retracción del crédito y el consumo) se
dispararía descontroladamente hasta el retorno de la verdadera democracia, en
mayo de 2003. La mayúscula depredación de recursos y riquezas, en contexto de
un endeudamiento sideral, un mercado interno arrasado, millones de argentinos
excluidos y provincias diezmadas fueron las consecuencias buscadas de una
exitosa planificación neoliberal bajo los postulados del Consenso Thatcher-Reagan
en su versión noventista y con sede en Whashington.
Fuente: Libro NESTOR Y CRISTINA
KIRCHNER – Planificación y Federalismo en Acción.
Autores: Julio De Vido y Federico
Bernal
Capitulo 6 – Paginas 388 a 392
gracias cumpa me tome la libertad de reenviar desde mi blog la direccion de uds en esta nota, desde Tucuman un abrazo Peroncho Hasta mi Ultimo Aliento!!!
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