Tomando la idea del tuitero
Mauro Palazzo, el fiscal Nisman, falso probo y republicano duró mucho menos en
el sitial reservado a los ídolos de barro que el falso ingeniero Blumberg y el
falso campesino D´Angelis.
Y al final de este verano
interminable está concluyendo la revelación (y explotando en la cara de los que
pretendieron socavar el poder popular), de esta trama infame de corrupción,
espionaje, prostitución VIP, ñoquis, encubrimientos, sometimiento a las
embajadas, denuncias truchas, bufosos, madres vaciadoras de misteriosas cajas
de seguridad y ex.esposas intrigantes y malintencionadas; que, digan la verdad,
merecería ya, un tango o dos, lástima que Discepolín no está con nosotros.
Toda esta basura arrojada a
nuestra vereda será barrida rápidamente por los propios protagonistas y en esa
acción no podrán evitar mancharse ellos mismos, ya que la escabrosa conducta de
este funcionario público ya no puede ser ocultada, ni siquiera parcialmente por
la corporación mediática.
Sabemos ahora donde han ido
a parar los cartelitos de YO SOY NISMAN o el mas elegante JE SUIS NISMAN, lo
que debería dar una lección a los que se oponen a este proyecto, para que la
próxima vez no corran tan rápido detrás de cualquier fetiche.
El que hace dos meses fue
sepultado como un mártir, hoy se percibe como un ladrón, un vivillo, un flor de
atorrante, a gusto de nuestro abuelo, un alto guachín dicen los pibes de hoy.
Querían una estatua de mármol y les quedó una de estiércol.
Y ya que mencionamos a nuestro
abuelo: el nos decía que mucha farra siempre termina mal. Sabias palabras